Entrevista de trabajo

Cuando envió un currículum vitae por email (o mediante su página web) a una empresa para decirles que me interesa su oferta de trabajo, ya desde ese instante que lo escribo, empieza en mi mente y mi cuerpo (pues lo somatizo) cierta ansiedad por el qué pasará.

Los pensamientos pueden con mi mente y siento una leve tensión nerviosa por la incertidumbre de si me van a llamar para una entrevista o no.

Cuando me llaman, si me llaman (que de todos los currículum vitae que envío no lo hacen) tengo la misma tensión, aunque algo más moderada, ya que he pasado la fase de envío, y ahora se han puesto en contacto conmigo para darme una cita para la entrevista.

Si me pillan en la calle o en algún lugar en el que no puedo apuntar la dirección ni fecha y hora de la entrevista, me pongo más nervioso aún, y le preguntó a ver si puede enviarme por email los datos porque no tengo boli para anotarlo en ese momento; si estoy en casa tranquilo o en un sitio en el que puedo apuntarlo, me siento tenso pero mucho menos.

A veces, incluso he cogido mal los datos de los nervios que me entran, o se me olvidan y vuelvo a preguntarlos después.

Cuando llego al lugar de la entrevista, suelo estar con bastante antelación para evitar llegar tarde. Si tengo que esperar, mantengo la ansiedad, pero me encuentro mejor que si por cualquier motivo que sea, como por el retraso del transporte, tráfico… que son circunstancias adversas. Aunque llegue rápido para evitar la tardanza.

Otras voy tranquilo y me sorprendo de no tener ansiedad antes de la entrevista. Pero son las ocasiones menos habituales.

Normalmente aparece una tensión nerviosa, donde los pensamientos nacen y se desarrollan con el miedo y la inseguridad latente, que permanecen hasta llegar al lugar… Y para más tarde, desaparecer al salir del mismo, relajándome, volviendo todo mi estado emocional a cierta normalidad, reaparece un equilibrio mental.

Ansiedad en la madrugada

Ansiedad…

Intento dormir. Duermo pero me despierto. Me levanto y cojo una pastilla de valeriana, que hacía tiempo no tomaba. Me la meto en la boca con un poco de agua para tragarla mejor.

Intento dormir. No puedo. Me despierto al cabo de un rato. Sudado, con mucho calor. No sé si tengo fiebre. Me sorprende la situación de agobio que siento. Una angustia. Calor. Insomnio.

La noche me conmueve como en otras ocasiones antes de tener una entrevista (en este caso en un conocido supermercado), un viaje o algún acontecimiento novedoso. La ansiedad me impide descansar. Es la incertidumbre futura de desconocer qué ocurrirá. De que probablemente no sirva para nada en mi crecimiento y desarrollo laboral y personal. Pero pienso en ser optimista e intentar confiar. Que es una mierda de trabajo. Pero después pienso que también pueda ayudarme a lograr diferentes capacidades o aptitudes de otros ámbitos laborales.

Bebo agua. Me vuelvo a levantar. Escribo a mano en una libreta de papel ciertos pensamientos que tengo en la mente, como antes en el mundo analógico, cuando era más pequeño. Ahora se escribe más en formato digital, en un mundo virtual y tecnológico.

Quiero tener una oportunidad en mi ámbito laboral. Anhelo una nueva entrevista en alguna asociación, fundación o empresa social en mi entorno profesional. Que me llamen para una nueva oportunidad como integrador social.

Siento inseguridad, miedo. Mi autoestima es muy baja. Necesito energía positiva para sentirme con ánimo de mejorar, de superar los pensamientos negativos que la mente crea.

El reloj marca las 01:42 horas de la madrugada.

Me acuesto, de nuevo, después de escribir, y me duermo unas cuantas horas más…