De nuevo en el parque

Dejar aparcada la bicicleta en la estación de bicicletas más cercana al parque, como en otras ocasiones.

Coger -más bien sacar- el libro de la mochila, empezarlo a leer y observar a otra persona que se encuentra enfrente mirando su teléfono móvil. Parece ser alguien joven que ha llegado con un patinete eléctrico de los que se encuentran a menudo por la ciudad. En todos lados existen personas que los utilizan para desplazarse como un medio de transporte más. Al menos no contaminan (como las bicicletas) tanto como los autobuses, los coches o las motocicletas.

…Y preguntarse qué estará leyendo, o qué estará visionando, o con quién estará hablando… Después de todo, no dejará de ser una duda irresoluble, un enigma imposible de descifrar. Algo inconcluso, indescifrable que no puede realizarse jamás.

Más tarde, ver pasar, transitar, pasear, turistas (con expresión de alegría y/o sorpresa) por la ciudad; sacar fotografías de esculturas y de personas que quieren mantener el recuerdo de su viaje, para que la memoria no pueda desaparecer y pueda llegar a olvidar – el momento (de lo) vivido- en su lugar.

Perros ladrar, señoras hablar, señoras sentarse en el banco cerca del lugar en el que estar… Discernir y aprehender lo soñado; lo imaginado por azar, poniéndose por ejemplo, viviendo en un país oriental, en el que poder meditar y relajarse sin tiempo ni deseos u objetos que acumular. Vivir una vida inmaterial, en la eternidad (…).

Tener infinitos anhelos ajenos. Encontrar atractivos a muchos hombres y mujeres alrededor del parque en el que encontrarse. Rodearse de naturaleza, de belleza exquisita que complace. Pero ella no puede llenar como se desearía.

Bidebarrietako kulturgunean

Después de dar una vuelta y charlar con un amigo, coger la bicicleta y aparcarla en la estación más cercana al teatro, te diriges a la biblioteca (con rima incluida), donde te ha dicho otro amigo que hay una conferencia sobre literatura. Se trata de un encuentro literario de una periodista y escritora llamada Reyes Monforte, de la que desconocías su existencia. Hasta que, un rato antes de comenzar, mirando en Google, ves que ha escrito alguna novela bastante conocida hace tiempo. Y que incluso ha ganado algún premio.

Entras en el espacio cultural y subes las escaleras. Te adentras en el lavabo y, posteriormente, entras en el salón de actos donde se va a realizar la charla.

Detrás de ti, se encuentra una señora que está sentada un asiento más a la derecha que el tuyo. Porque no hay ninguno más allá. Y al cabo de un rato te incomoda porque está realizando movimientos con sus piernas o sus manos. Ignoras qué es lo que está haciendo. Pero te molesta y te inquieta; te perturba que te esté molestando mientras estás escuchando la entrevista que está teniendo lugar en la biblioteca. No comprendes qué es lo que está efectuando detrás de ti. La miras incluso alguna vez, por si se da cuenta, para ver si es consciente de lo que sientes, pero parece ser que no, o lo ignora y no quiere pedir disculpas por la inoportuna e incómoda situación.

Te encuentras en la fila 14; en la 13 se solía sentar tu amiga A. Pero no la ves. Hace mucho tiempo ya que no sabes nada de ella. Le gusta permanecer oculta, escondida; es de un carácter misterioso y una personalidad muy reservada. Ella es muy independiente. Crees que eres similar a ella en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo: ambos sois solteros, a los dos os gusta mucho leer y la cultura, en general. Ella te comentó que tuvo una pareja. Pero ya hace años que se encuentra célibe, como tu. No tienes prisa en encontrar a nadie que te complemente, pues nadie te puede completar porque sabes que eres libre y completo tal como eres. Has aprendido que la vida te da pautas y capacidades, habilidades y aprendizajes que hacen que no te preocupen tanto algunas cosas, sino todas; que se aligeren los miedos y la ansiedad hasta casi desaparecer de tu existencia.

Obnubilado deseo

Buenos días, querida -le solía decir al entrar al llegar por la noche a la oscura habitación.

De noche, apenas se podía ver qué había dentro de la estancia. Era un lugar muy tenebroso, lánguido, en el que se podía percibir de manera clara, tristeza. De hecho, la única lámpara que se encontraba encendida estaba muy lejos del punto de visión que tenía él de ella y viceversa.

Ella le miraba levemente, pero apenas notaba el deseo en su cuerpo. A un nivel más emocional sí parecía que existía un deseo atemporal, pero el cuerpo no le mostraba signos de ningún tipo de atracción sexual.

El sexo es algo que está sobrevalorado -decía ella.

Pero él se angustiaba al no encontrar satisfacción con su cuerpo. El cuerpo de ella, sin embargo, sí reaccionaba al de él. La frialdad que se notaba entre los dos al estar juntos era bastante notoria. Ninguna persona sabría qué sucedía en esa habitación oscura, casi solemne, mientras yacían unidos con sus cuerpos desnudos. Se podría notar una ligerísima energía (algo tibia, no especial), pero nada más. Era algo inaudito entre los dos porque sí notaban cierto anhelo desconocido. Aunque lo ignoraban, al no tratar de comprenderlo.

Se habían encontrado por primera vez en una clase de un taller de escritura creativa que habían realizado el verano anterior, con el sol y la temperatura alta en el exterior. Ambos amaban la escritura y la lectura: son aficiones maravillosas -decían al unísono cuando se encontraban en la habitación leyendo y recitando poemas inventados por sus mentes imaginativas, divagantes, azarosas. Con poca ropa encima y con sudores y calores extremos en aquella latitud en la que vivían, -en la zona costera del país- solían crear, componer una deliciosa y maravillosa poesía. Sí, ella misma lo repetía: deliciosa y maravillosa poesía.

Nadie podría comprender el tipo de relación tan extraña que mantenían. Sus familias ignoraban qué sucedía entre ambos. Era algo escondido. Una relación heterosexual anormal. Porque en ese mundo, lo habitual eran las relaciones homosexuales y/o no monógamas. La anarquía relacional era muy común también. Incluso la mayoría de la población se identificaba como personas queer, que estaban normalizadas en la sociedad. Y no existía ningún tipo de discriminación por ello.

Reflexiones en el tren

No recuerdas si llovía o había un día soleado.

El tren va llegando a su destino. Te encuentras sentado en un asiento del tren en el que sueles viajar para visitar a tu familia. Vas leyendo algún libro o, tal vez, escuchando música, a saber; seguramente, alguna de tus listas, recomendaciones diarias de las que te propone Spotify, o de las que has creado previamente por estilos y tipos de música que te gustan.

Observas a un chico parecido a Chris Martin, el cantante de una de tus bandas preferidas: Coldplay. Crees que es inglés porque es rubio y tiene una fisionomía que podría ser británica, por su aspecto físico. Pero resulta que habla euskera con otro que se encuentra en el vagón.

Dahmer

La serie narra la historia del joven Jeffrey Dahmer, que asesina a varios jóvenes de diferentes etnias en un estado de Estados Unidos desde 1978 hasta 1991. Aquí se trata de homofobia interiorizada probablemente, y algún problema diagnosticado. Aunque se dijó que estaba cuerdo y era consciente de lo que hizo.

Por eso la importancia de aceptarse a uno mismo es esencial para poder socializar y tener herramientas necesarias para poder comunicarse. La interculturalidad es un tema imprescindible en esta serie; que el ser sordo, negro o gay, no debería ser un problema en una sociedad diversa y respetuosa, teniendo una convivencia positiva con las demás personas. Las personas que viven esta situación, atraviesan diferentes discriminaciones, lo llamado interseccionalidad.

En algunos capítulos se silencia a las personas sordas. También se puede observar qué tipo de comunicación existe: gestos a través de palabras escritas en unas hojas de unas libretas… entre otras situaciones, etc.

El amor es expresado de una manera irracional, llevándole a tener que estar consumiendo drogas, por causa de falta de inseguridad y de autoestima (entre otras habilidades sociales), que no le permiten, al protagonista, desarrollarse como un chico de su edad en la sociedad en la que vive.

Además, estas sustancias le perjudican seriamente la comunicación y la coherencia, perdiendo la propia voluntad de actuar de una manera empática y asertiva, en un contexto de respeto.

El alcoholismo y la homosexualidad, una infancia marcada por el bullying y las propias dificultades de aprendizaje y de control de los impulsos y deseos no satisfechos, quizá sean, probablemente, las causas de la dificultad que tiene para tener una conducta tan disruptiva.

Además, la importancia de la familia que tiene una tradición muy religiosa (en los años 80 del siglo pasado, en EEUU), se observa en la escena en la que su abuela le dice que vaya a misa para dejar de beber alcohol y poder encontrar una novia… Ahí él se estresa, se agobia, no entiende nada… Se ofusca por no aceptarse, quizá.

Es una serie de Ryan Murphy, con banda sonora de Nick Cave y Warren Ellis.

Tema de la semana: tango

Eran sobre las siete y media de la mañana y amanecía en una ciudad indeterminada de Argentina. El sol diurno comenzaba a asomarse por el horizonte, dejando atrás la luz de la luna nocturna y los ruidos de los primeros automóviles se empezaban a escuchar. Al igual que el canto de los maravillosos pájaros se podían percibir por doquier, por el espacio estelar. Los semáforos tintineaban, y pasaban del rojo al verde, y del verde al ámbar hasta el infinito, en las calles de la ciudad, donde las personas todavía dormían o se mantenían en reposo en sus hogares, con sus familiares o solas, sin ninguna compañía. Porque, de hecho, existía mucha soledad en la ciudad. En esa y en la mayoría de las ciudades del planeta en esa época.J., qué vivía solo en su pequeño y viejo apartamento, que había heredado de su abuela, fallecida varios años antes, salió del mismo y se dirigió al garage donde se encontraba su automóvil aparcado. Posteriormente, lo arrancó y salió disparado hacia su destino: el salón de baile donde daba clases de tango. Tras pasar la segunda avenida principal de la ciudad donde vivía, ya se encontraba a dos calles del local donde se congregaba el grupo cada lunes a las ocho. Éste estaba formado por personas provenientes de Argentina, pero algunas eran locales y desconocían el origen del tango. Aunque estaban interesadas en aprender sobre ese tipo de baile y tenían un especial interés en conocerlo, tanto por su importancia cultural como su popularidad.Cuando J. llegó al local donde se reunían los asistentes, comenzó a bailar, interrumpiendo la clase, mientras la formadora estaba impartiendo una clase magistral.De repente, J. se despertó de golpe de la siesta, por el ruido que había de la música en el apartamento de la planta inferior. Cuando se levantó y bajó para juntarse al grupo, habían transcurrido cerca de treinta minutos desde que había comenzado la clase que tenía. Y ya llegaba tarde… En realidad, había sido un ligero sueño….

Nostalgia de artista frustrado

Piensas en que eres un artista frustrado, mientras observas el horizonte frente al mar. Sobre el acantilado piensas en los sueños no cumplidos, en los proyectos que comenzaste pero no culminaste por el miedo a no ser capaz de lograrlos, por la inseguridad de creer en tus valores. Por causa, quizá, de tu baja autoestima, que tal vez no te permitió terminar algunos de tus sueños como ser escritor, pintor o fotógrafo, o quién sabe si cineasta o actor, de cine o de teatro…

Al menos pudiste conocer a diferentes personas, de distintos lugares y procedencias con las que pudiste compartir experiencias artísticas y vivencias humanas; amistades que perduraron durante esos dos años, aproximadamente, que estuviste en la universidad.

Con el paso de los años, con algunas de ellas, mantuviste el contacto; con unas más que con otras. Por ejemplo, en celebraciones anuales como la de Santo Tomás, que se celebra en diciembre. Aunque en los últimos años se ha perdido prácticamente, y ya no perdura esa relación que mantuviste durante todo ese tiempo que ha pasado.

Alguna vez has visto a alguna de ellas paseando por el parque, pero ha sido una conversación de una levedad ligera. Y en el caso de las personas que estudiaban y no habías tenido ningún contacto, las has podido presenciar en algún evento cultural y artístico… Pero como no formaban parte de tu grupo en la clase de la universidad, ni siquiera las has llegado a saludar. Únicamente a una chica, que sí te saluda de vez en cuando, a pesar de que no tuvieras ningún tipo de relación de amistad con ella… Simplemente que te recordará como aquellos maravillosos (o no tan maravillosos) años, o de no sabes bien de dónde o de qué lugar, y vas asociando la idea de haberos conocido previamente como si fuera un sueño que nunca ha existido.

A veces la has visto paseando a su perro (o perra o perre, quizá sea un can no binario), por la ría, en Olabeaga; o por otras zonas, como la de Marzana o Ripa, lugar de bares y sitios de lo más chic en la ciudad, donde turistas y «modernas» deambulan como «Pedra por su casa«. Volviendo al tema (que te desvías): ibas diciendo que suele caminar con un perro y que por su manera de vestir tan particular denota que es una (ex) alumna de Bellas Artes. En realidad desconoces si terminó o no la licenciatura (porque antes así se llamaba a lo que ahora son grados universitarios, y por otra parte, porque no terminaste los estudios llamados «superiores», y no pudiste comprobar su desenlace educativo). Tal vez te has inventado que había compartido facultad contigo y la recuerdas de otro encuentro olvidado y desconocido ya en tu memoria. Supones que eso es lo de menos. Que lo importante es escribir aquí y contar lo que te parece, sea ficción o realidad. Pues después de todo, ¿qué más da si inventas o relatas la realidad? Porque es poco probable recordarlo todo como fue. Si es que existió en algún momento y espacio determinado. O fue la enorme imaginación que tienes (…).

Recuerdas de vista a ciertas personas que estudiaban en la misma facultad, pero con las que nunca tuviste contacto. Ni siquiera mantuviste una pequeña conversación. No compartiste en ningún momento algún diálogo interesante que pudiera permanecer en el tiempo. La nostalgia permanece intacta tras más de veinte años transcurridos desde aquel año de facultad.

Con otras con las que mantuviste una relación muy estrecha, de otras procedencias, de otras provincias (como por ejemplo, Cantabria o Galicia), también has perdido el contacto y de la misma manera que desconoces su paradero actual. De una supiste que se había ido a Girona con una pareja (un chico catalán) que había conocido cuando estudiaba… Pero quizá ahora ya no estén juntas. O tal vez sí. Quién sabe. La vida cambia muy rápido hoy en día. Las personas también.

Igual es cierto eso que se dice de que las personas no desean mantener el contacto para siempre después de haber estado unidas, después de haber compartido música, fiestas y viajes… y de haber estado experimentando y, por lo tanto, aprendiendo juntas. Quizá solo fuera un sueño de esos que tenías cuando eras más pequeño, cuando imaginabas con tus lecturas infantiles o adolescentes. Probablemente, a lo mejor, sean solamente eso: sueños inventados o nostalgia que te aparece ahora para intentar recordar lo que no has vivido y tan solo deseas recordar en ese momento…

Crees recordar que conociste a Tracy Chapman por ella; a la banda de brit pop the Verve ya conocías por tu compañera de clase, que te dejó su casete para grabarla cuando ibais al instituto. Pero en la universidad, otra compañera te dijo que le gustaba mucho Richard Ashcroft y te pareció muy interesante poder charlar sobre ese músico y su grupo musical, que ya habías conocido por otra amiga años atrás, siendo más joven. Había mucha afinidad con ellas. Fueron unos años en los que te sentiste feliz y muy creativo. Tu pensabas que no eras creativo, que no sabías dibujar ni pintar, comparándote con las demás personas que en tu clase se encontraban. Y eso te perjudicó, abandonándolo todo. Queriendo irte fuera: a Londres, que era tu destino favorito porque ahí habían vivido tus artistas favoritos, y se ha había desarrollado el movimiento hippie y mod, la música, tu amante verdadera, que te permitía huir, evadirte de la realidad que no te interesaba, que no te agradaba, que te molestaba e inquietaba de una manera indeseada. Quizá por tu inseguridad, por tu aún no aceptación completa de tu identidad. ¿Quién lo sabrá…? Siempre quedará esa duda en tu fuero interno, en tu ser sensible, místico, espiritual y cósmico.

Sueño indeciso e inconcluso (inconexo)

Recuerdas, leyendo, que tenías escrito, desde hace unos meses, en una nota del teléfono móvil, un sueño que decía:

Olas, playa, Bermeo…

Chicos guapos, nadando;

me refugio en un bar con gente mayor porque hay una tormenta y me da miedo que me de un rayo, en realidad te da miedo en la vida real. ocurre que tienes miedo a que te parta un rayo, que te atraviese la cabeza,

recuerdos de películas, o casos reales de personas que les ha ocurrido bajo un árbol… Quieres dejar de tener ese temor a las tormentas porque te inquietan y te quitan la tranquilidad que sueles tener cuando no existen,

cuando no se presentan esos días de verano y otoño…

Libros con los que poder imaginar y soñar

Estás en la playa, en el paseo de Punta Galea, y observas a un hombre joven que se encuentra leyendo un libro sentado en un banco delante del paseo por donde caminas. Como en otras ocasiones, al ser una de tus pasiones favoritas, sientes una curiosa atracción por él, como suele ocurrir cuando observas a personas lectoras. Sonríes en tu interior de manera tierna.

La sensibilidad que tienes aparece en momentos como esos, porque tu empatía se diluye con la de las demás personas que entienden la lectura como algo importante e interesante, por el aprendizaje que conlleva la actividad de leer: libros, periódicos, revistas, lo que sea.

A posteriori, al redactar en el blog la entrada, recuerdas cuando hace unos momentos has estado leyendo a Borges; sus ficciones: invenciones creadas por una mente que construye ideas y experiencias, sensaciones inigualables. Te permites seguir soñando rodeado de mundos nuevos, llenos de creatividad, desarrollando la imaginación y la fantasía como terapia lingüística, literaria, hasta surrealista.